DISERTACIÓN FILOSÓFICA UNIDAD 5: SOCIALIZACIÓN.
En esta entrada presentaré la disertación filosófica que he realizado en esta unidad 5. En esta reflexionaré acerca del tema: ¿Por qué vivimos en sociedad, es algo natural o fruto de un pacto social?
A lo largo de toda la historia de la Filosofía, otro de los interrogantes acerca de los seres humanos que los filósofos se han estado cuestionando ha estado relacionado con la forma de vivir rodeado de sus iguales de las personas. A partir de ahí, preguntas acerca de nuestra identidad, la cultura, … han estado presentes. ¿En qué medida nos afectan los demás a la hora de la configuración de nuestra identidad? ¿Serías el mismo si hubieras nacido en otro país o en otra familia? En todo este debate se ha hablado acerca del origen de esta vida en sociedad. En esta disertación responderé a la pregunta, ¿por qué vivimos en sociedad, es algo natural o fruto de un pacto social? Para ello me acercaré a la opinión de varios filósofos y, al concluir, expondré mi propia visión.
Antes de nada, debemos diferenciar entre dos ideas acerca del origen de la vida en sociedad. Están los que piensan que es así por nuestra propia naturaleza, como Aristóteles o Santo Tomás de Aquino. Sin embargo, también existen los que opinan que se debe a la necesidad y conveniencia, y que hacemos un pacto social para ello. Esto último lo piensan Hobbes, Locke y Rousseau.
En primer lugar, Aristóteles pensaba que la naturaleza no hace nada en vano. Como expuso en su obra “Política”, los seres humanos hemos sido dotados de la palabra, a diferencia del resto de seres vivos, que solo poseen voz. Esto nos ha permitido dilucidar entre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, comunicarnos, … y esto nos ha hecho vivir en sociedad. “El ser humano es un ser sociable por naturaleza” decía Aristóteles, pues pensaba que es por la propia naturaleza que tenemos la palabra y esta es el origen de nuestra vida como sociedad. A partir de ahí, los humanos nos organizamos en polis o ciudades, en las que se busca el bien común, el bienestar material y la vida virtuosa de todos sus ciudadanos. Esto último significa que debemos, como seres sociales por naturaleza, alcanzar la virtud, que para este filósofo griego era el término medio entre dos extremos viciosos. La propuesta de Santo Tomás de Aquino amplía la teoría aristotélica con la religión, diciendo que estos hombres que viven en sociedad deben vivir conforme a la ley divina, y buscar estar cerca de Dios en todo momento.
Por otro lado, tres filósofos posteriores afirmaban que el ser humano no es sociable por naturaleza, sino que lo es por conveniencia. Creían que, antes de vivir en sociedad, existía un estado presocial denominado estado de naturaleza que nos llevó a vivir en grupo. No obstante, cuál es este estado y la causa de la aparición de la sociedad es distinta en cada filósofo. Estas teorías se denominan contractualistas, pues piensan que, para poder ser sociables, debemos realizar un pacto o contrato social para abandonar por conformidad el estado de naturaleza. Estas teorías legitiman el Estado, pues justifican su existencia. Estos tres filósofos fueron Hobbes, Locke y Rousseau.
Primeramente, Hobbes pensaba que el estado presocial humano era el egoísmo, la falta de paz y, en consecuencia, el miedo. Esto llevaba a la denominada “ley del más fuerte”. Tal y como dijo Hobbes, “el hombre es un lobo para el hombre”. Como este estilo de vida era inviable, las personas firmamos un contrato social para abandonar este estado por necesidad y ceder nuestro poder a un organismo. En este caso sería un rey absoluto que aglomera todo el poder y, al hacerlo, estructura leyes y normas que nos permiten abandonar la “ley del más fuerte” y poder vivir así en sociedad. Como vemos, la teoría de Hobbes es la base del pensamiento absolutista. Pero, ¿es necesario perder nuestra libertad para vivir en sociedad? y ¿es justo que el poder lo tenga una sola persona? Según Hobbes sí.
Más tarde, Locke propuso que el estado de naturaleza humano era el estado de derecho, en el que poseemos el derecho a castigar y a la propiedad privada. A pesar de esto, el derecho a castigar, al igual que en la teoría de Hobbes, genera una vida inviable y conflictiva, lo que, por necesidad, nos lleva a vivir en sociedad. Entonces, cedemos nuestro derecho a castigar a unos organismos que acumulan ese poder y nos permiten vivir en sociedad. Esto sienta las bases del liberalismo político y de la división de poderes. El poder de crear las leyes y normas lo concentra el poder legislativo, el de aplicarlas el ejecutivo y el de sancionar su incumplimiento el judicial. Volvemos a desprendernos de nuestra libertad para vivir con otros.
Por último, Rousseau proponía una concepción diferente. Para él, el ser humano es bueno, libre e igual a todos por naturaleza. Es la sociedad y el progreso lo que nos corrompe. Por tanto, debemos, a lo largo de nuestra socialización, incorporar esta bondad para evitar que el mundo nos afecte. Según Rousseau, existe un modelo de sociedad ideal, en el que todos seamos iguales y libres. Debe ser una sociedad gobernada por todos (soberanía popular y voluntad general), en la que todo sea de todos para que no existan diferencias que nos desigualen, y en la que exista una libertad civil.
Para concluir, expondré mi opinión personal acerca de este tan debatido y amplio tema y trataré de dar respuesta a la pregunta que he presentado al comienzo. Yo creo que el origen de la sociedad debe encontrarse en un punto intermedio entre la propia naturaleza y una conveniencia. Es verdad que la palabra en un elemento fundamental en la aparición de la sociedad, pues pudimos comunicarnos con nuestros iguales, establecer normas, juzgar, …, pero, a su vez, existe un factor de necesidad y conveniencia, que seguramente esté relacionado con la defensa de otros depredadores, pues la unión hace la fuerza. A partir de ahí, la sociedad fue evolucionando hasta convertirse en un entramado muy complejo de relaciones. Así que comparto la opinión de Aristóteles. Por otro lado, no creo que el origen de la sociedad se deba al egoísmo o el derecho a castigar, sino que, como ya he expuesto, se deba a una necesidad de defenderse. Sin embargo, creo que la organización de la sociedad que propone Locke es muy buena, pues permite dividir los poderes en varios organismos o instituciones, lo que asegura una mayor igualdad y aplicación correcta del poder en comparación con el absolutismo, en el que se supeditan todos al deseo de uno solo. Del mismo modo, creo que la idea de la soberanía popular y la libertad de las personas es muy acertada en el pensamiento de Rousseau. Todos somos iguales a los demás y tenemos la misma dignidad. Esto se asemeja a la idea de las polis de Aristóteles, en las que es muy importante buscar el bien común. Si se consiguiera una sociedad en la que el pueblo decidiera, todos dispusieran de la misma libertad y derecho, y en el poder se encontraran personas distribuidas en los tres diferentes poderes que buscasen el bien común, la organización social sería espléndida y seguramente viviéramos plenamente y de forma virtuosa, como afirma Aristóteles. Por lo tanto, respondiendo a la pregunta expuesta al comienzo, creo que vivimos en sociedad por un factor natural, pero también por una necesidad de apoyarse mutuamente, y que existen diferentes organizaciones sociales que permiten eso.
Ricardo, tu disertación me ha parecido muy interesante, sintetizando todos los filósofos a la perfección y relacionándolos en tu conclusión final. Coincido contigo en varios aspectos, no obstante, yo creo que el contractualismo no es una forma eficaz de explicar el origen de la sociedad. Tal y como expongo en mi disertación, si somos obedientes y cumplimos el pacto social rigurosamente, entonces podremos achacar nuestra obediencia a este contrato establecido. Pero, ¿por qué debemos respetar este pacto y mantener nuestra palabra?, la respuesta contractualista sería, por qué debemos ser obedientes con él. De esta forma se contempla una secuencia cíclica que no permitiría el origen de ninguna sociedad. En mi disertación, desarrollo esto con mayor profundidad. Sin embargo, tú buscas el origen de la sociedad en un punto intermedio de ambas propuestas, argumentando que “la palabra es un elemento fundamental en la aparición de la sociedad” y que “existe un factor de necesidad y conveniencia.” Yo también estaría de acuerdo con esta opinión del factor de convivencia, pero una convivencia basada en la propuesta de Aristóteles, es decir, una convivencia que no surja de ningún acuerdo entre personas, sino que sea el resultado de la tendencia humana, ya que solo nosotros podemos establecer que es bueno y malo y que es justo e injusto, dado que es propio de nuestra condición. De esta forma por este “factor de convivencia,” surgirían las polis, con el fin de alcanzar el bien común.
ResponderEliminarJuan, como también he desarrollado en un comentario en tu disertación, es verdad que la sociedad se sustenta en la naturaleza, pero ¿cómo podemos vivir si no hacemos un acuerdo para ello? Si no establecemos unas normas, cada uno haría lo que en gana le viniera y la sociedad sería inviable. Del mismo modo, no comparto lo que dices de que “si somos obedientes y cumplimos el pacto social rigurosamente, entonces podremos achacar nuestra obediencia a este contrato establecido...debemos ser obedientes con él”. No creo que debamos cumplir las normas por el mero hecho de hacerlo, sino porque existe una razón para ello. No se crea un ciclo, sino una secuencia lineal: existe una necesidad, un problema → como personas nos agrupamos porque solos no podemos solucionarlo, tanto por naturaleza como por esa necesidad → surge la sociedad. La sociedad se sustenta en la naturaleza, pero también en una necesidad y una conveniencia para ello. Si no, ¿cómo explicas que otros animales prefieran vivir en manada y juntos frente a la soledad? No es un factor natural de la palabra, pues no la poseen, sino que necesitan hacerlo, y también nosotros en cierta medida. Por eso pienso que ambos factores de contractualismo y naturaleza deben estar presentes. Para terminar, sí comparto lo último que expones en tu comentario. Cuando formamos la sociedad, por ejemplo, en las polis de Aristóteles, debemos buscar el bien común. Además, dentro de una sociedad formada deben hacerse contratos para poder sustentarla, no se mantiene sola por naturaleza. Deben crearse normas. Si no, si uno que roba no es sancionado, todo el mundo, viendo la facilidad de obtener las cosas robando, lo haría, y la sociedad sería inviable. Por tanto, mantengo mi postura del punto intermedio entre necesidad y naturaleza.
EliminarCorrectas interacciones.
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ResponderEliminarBuenos días estimado Ricardo Padilla, me complace comunicarle que me ha sido un placer leer su disertación de la socialización. Por otra parte, me ha parecido increible como has contrastado las opiniones de distintos filósofos y sociólogos acerca del este tema. Por otra parte, coincido con usted en su opinión de si somos un ser social por naturaleza o no, yo también creo que es así.
ResponderEliminarFernando... aún no has puesto en marcha la dinámica de las interacciones... Poco a poco.
EliminarRicardo, muy bien y además has ganado en síntesis. Estás preparado para Bach. A por todas.
ResponderEliminarMuchas gracias Jesús
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